miércoles, 4 de agosto de 2010

La primera página en blanco

Estoy aburrida, las paredes de mi habitación cada vez están más juntas y me atrapan. Hace una bella tarde de primavera y me decido a salir, no sin antes coger mi pluma y mi libreta para escribir en ella mis impresiones, lo que me vaya surgiendo en mi cabeza.


¿Parque, paseo, playa…? Gran dilema. Me decido por esta última, quizás el sonido del oleaje contra las rocas ayuden a despejarme.

La playa no queda muy lejos de mi casa, una ligera caminata y ya estoy allí. El sol deja sobre mi piel su calor; es agradable y hace que me despoje de mi rebeca y deje al descubierto mis brazos al sol.

¡Qué grande se ve la playa cuando no es verano! Es inmensa, entremezclando el tono caramelo de la arena con el azulado grisáceo de sus aguas rebeldes azotándo las rocas.

Me quito los zapatos y los calcetines y me siento en la arena cara al mar. Cierro los ojos y respiro profundamente llenando al completo mis pulmones del aire que proviene del mar. Inspiro…respiro…inspiro… así una y otra vez me voy emborrachando de este ambiente.

Saco mi libreta y la pluma y me dispongo a comenzar una nueva página en blanco…

Y así comienza mi baúl, espero que os guste.

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