domingo, 25 de septiembre de 2011

Una lágrima en la mejilla



  Quiero contarte ahora lo que siento en estos momentos en mi interior, pero creo que no habrá suficientes folios para expresarlo todo.
   Me encuentro en la más absoluta oscuridad, la noche se me ha hecho eterna y no da paso al amanecer. Soy vulnerable al aire que roza mi piel; soy vulnerable al sonido de cualquier palabra que susurre en mi oído.
   Yo sólo quería seguir mi vida entre versos y sinalefas. Yo sólo quería bailar al ritmo de la melodía de mi balada. Yo sólo quería seguir dormida en este sueño eterno.
   Yo estuve curando tus heridas y tú sin embargo echas sal en las mías. Metes poco a poco el dedo dentro de las llagas.
   Hoy nos despedimos sin un adiós. Hoy estamos cada vez más lejos el uno del otro y no haces nada por evitarlo. Mañana quizás ya no te acuerdes ni de mi nombre ni del olor de mi piel ni nada de mí...
   Me ahogo en el agua de la lágrima que brota de mis ojos y recorre mi mejilla pero no puedo evitar que salga una y otra vez, una y otra vez.
   ¡Qué bonito es mi silencio para el que lo quiera oír!

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