Su trabajo le gusta por eso lo eligió. Él hace de pintor, dibuja una sonrisa a todo aquel que lo necesite. Toma su pincel y lo convierte todo en color, alegría, luz e ilusión y hoy no será una excepción.
Va colocando lo que necesita sobre un sillón. Saca su maletín de maquillaje y se dispone a transformarse... La base blanca, las cejas arqueadas, la gran sonrisa roja, las estrellas azules sobre los párpados...
Coge los anchos pantalones, la camisa naranja, el colorido chaleco, calcetines de flores y anchos zapatones. Deja para el final , siempre como un ritual siguiendo el mismo orden la larga corbata de topos blancos, el gorro con la peluca colorida y su roja y grandota narizota y por arte de magia ¡voilá! deja de ser Miguel y pasa a ser Pelusín, aquel que te sacará una sonrisa por muy escondida que esté y te hará feliz.
La tristeza que le invadía ha desaparecido y deja paso a la alegría que llenará durante una hora los corazones de esos niños de la planta 4ª de oncología. La misma magia que ha conseguido un poco de maquillaje y una gran nariz roja hará que esos niños piensen que están viviendo una aventura en un pequeño circo diseñado para ellos. Pelusín se siente un mago que lo llena todo de felicidad a su alrededor con una cosa sencilla y que todos tenemos: una sonrisa.
Te animo a seguir escribiendo Mónica, no desistas.
ResponderEliminarSaludos
Concha