martes, 30 de octubre de 2012

Corazón




Trata de engañarse a sí misma, como si la cosa no fuese con ella. Se lo repite una y mil veces, "no, no puede estar pasándome esto a mí". Procura ocupar todo su tiempo con cualquier cosa , pero los recuerdos le machacan constantemente. Aparecen y desaparecen una y otra vez. Procura ocupar su tiempo con cualquier cosa.

Ama la noche porque es la que le ofrece a su amiga más fiel y leal : la luna. Ella es la única que conoce todo lo que le ocurre, todo lo que le sucede pero también es en esos momentos, cuando llega la noche, cuando ya el día ha finalizado, cuando ya no hay más entretenimientos, cuando los pensamientos invaden la mente es entonces cuando lo pasa peor. La paleta de los colores han desaparecido, todas las imágenes que se aparecen son monocromáticas, no hay ningún consuelo que le anime todo lo ve negro, oscuro...

Nunca vio su futuro, era una cosa que siempre le inquietaba el porqué nunca se veía de viejecita rodeada de sus nietecillos sentada en su butaca contándoles cuentos e historietas. No, no se veía de mayor quizás porque nunca quiso dejar de ser una niña; la niña que solía ser aunque tuviese ya una cierta edad pero ya ni eso, ya no quedaba nada ni de esa niña, ni de esa joven, ni de esa adulta ni nada, ya es que ni siquiera se veía. Había desaparecido por completo. Se sentía tan pequeña y minúscula que ya ni necesitaba el aire para respirar.

 Los que la rodeaban se lo preguntaban una y otra vez y trataba de disimular pero al parecer sin ningún éxito porque se notaba demasiado. Había una voz que le rondaba y rondaba por la cabeza desde hacía días: "hay que acabar con esta situación , hay que acabar de una vez con todo esto".Intentaba no oírla pero aparecía una y otra vez, una y otra vez.

Dejó de escribir palabras sin sentido que le iban surgiendo en el ordenador, era la única manera que tenía de desahogarse, no contaba sus preocupaciones con nadie, todo lo reservaba para ella. Le enseñaron que debía expresar sus sentimientos pero no lo aprendió. Esa asignatura la había suspendido. Se levantó, bebió un vaso de agua casi sin respirar , de un sorbo, todo seguido. Lo cogió y lo hizo. Así creyó que había encontrado la solución a todo.

 Se tumbó en el sofá y se puso a leer lo último que había escrito, que como siempre no le gustaba tras su lectura, pero esta vez se dibujó una sonrisa en su rostro, la sangre que brotaba de sus muñecas había dibujado un corazón...

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